(Fotos de archivo CENTRO) Acabo de estar dos días en Ciudad de México recorriendo CENTRO, participando de su seminario Datos, Papel y Tijera. Experiencia de aprendizaje con tecnología para la educación superior, invitado por tres grandes colegas, Lila Pinto, Gabriela Traverso y -nuestro incombustible mentor- Alejandro Piscitelli. Se trató de un simposio sobre educación en un contexto sistémico, para compartir experiencias de América Latina.
En mi caso expuse el trabajo realizado durante 2016 y 2017 con CIRCÓPOLIS. Me sorprende cuando me invitan a congresos de maestros de escuela y profesores: todos coinciden con el análisis de la crisis y sus causas, pero la colocan fuera de ellos, en el “sistema”, en la gestión ministerial, en el rectorado o en donde sea. No parece ser un problema de gestión del aula entre el docente y sus estudiantes. Sin embargo, el aula es la unidad de medida donde los estudiantes pasan cientos de horas al año. En mi exposición, quise compartir una sola idea: profundizar en el aprender haciendo creando proyectos de innovación social hiperlocal con estudiantes y maestros como mentores. Escuelas hoteles versus escuelas laboratorios vivos. ¿Cómo? Un ecosistema tan complejo como el de la educación se modifica con pequeñas reglas -innovadoras, de rápida ejecución, baratas y escalables- que debe ejecutar cada pequeño actor del propio sistema.
En consecuencia, compartí cinco dispositivos concretos de lo que estamos haciendo en Circópolis. 1. TODO ESPACIO ES UN AULA. Clubes multiedad y por desafío; 2. MAESTROS MENTORES. No solo divulgadores de contenido. Diseño pedagógico en tiempo real. Como un entorno sistémico, el campo de juego es un espacio de aprendizaje colectivo que debe iterar constantemente y adaptarse en función de las interacciones por acción de juego. Los grupos deben estar más y mejor socializados cuando se debe atacar un desafío complejo;
3. AUTOEVALUACIÓN por rúbricas gamificadas; 4. PENSAMIENTO DE DISEÑO. Prototipando el mundo híperlocal de niños y niñas; 5. CAMBIAR MI MUNDO. No se trata de trabajar PARA los maestros, sino CON los maestros.
Volviendo a Piedra, Papel y Tijera, en la introducción del seminario, José Escamilla -Director del TEC Lab del Tecnológico de Monterrey- partió con dos premisas: 1. La educación y la universidad del futuro será totalmente distinta a lo que hoy es; 2. No sabemos cómo será la educación y la universidad del futuro. Una permormance con ponencias pertinentes y breves -15’ por caso-. Destaco las ponencias breves, con rigor y análisis de buenas prácticas con espíritu global. Últimamente me encuentro con demasiadas ponencias tipo stand-up de clase b, pretendidamente divertidas, llenas de lugares y frases comunes y poco trabajo auténtico y de novedad.
Participaron colegas prestigiosos como José Escamilla -imperdible la colección de recursos educativos abiertos del TEC-; Audrey Watters -con el argumento de que la tecnología en el aula no es solo más hardware, es pasar de cultura industrial a cultura digital, de jerarquías a wirearchy-; Ulises Valencia y su GRUPO W en la ciudad de Saltillo; un gran referente global de la infovisualización Alberto Cairo, reflexionando que la visualización de datos sirve para hacerse más y mejores preguntas y afirmando que ser educado hoy significa cuatro palabras: alfabetismo, articulación, aritmética y gráfica. Por último también expusieron Juan Freire y Silvia Andreoli, del magnífico CITEP de la Universidad de Buenos Aires-, además de varios miembros del equipo de gestión de CENTRO.
Con 12 años de existencia, CENTRO es una de las instituciones superiores de enseñanza del diseño + comunicación + cine + medios digitales + arquitectura más interesantes de Iberoamérica y una de las más sofisticadas experiencias educativas en el marco de la cultura digital. Radicados en un moderno campus en la Ciudad de México, la calidad de sus productos pedagógicos y de comunicación son excelentes y se convirtieron en una potente incubadora de talentos creativos en México. Su narrativa de marca, seminarios y actividades académicas son exquisitas. Me gusta su diseño de unidades de temáticas breves y cápsulas de conocimiento, que se puedan relacionar en secuencias combinables de talleres y bootcamps, donde el usuario elige su propia experiencia modular. Si bien es una institución elitista a nivel de matrícula, sus autoridades mencionan que llegan a tener un 40% de alumnos con becas parciales o totales. Muchas de las temáticas que aborda CENTRO procuran estar al borde de la frontera de conocimiento en temas de diseño: machine learning, Big Data, systemic innovation learning, diseño especulativo, etc.
Sugiero la observación de su excelente evento de VOR. Superinteligencias. Tecnología y creatividad, realizado en febrero pasado, con una idea de Ludwig Wittgenstein esencial para entender la cultura digital: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
Su directora Kerstin Scheuch habla de “revisar obsesivamente lo que sucede en educación para mejorar lo que hacemos”. Soy un convencido que hacia allí deberían ir las universidades y facultades de diseño, comunicación y similares de Iberoamérica, pero existen pocos casos similares, facilitando el descubrimiento de los estudiantes sin la restricción de asignaturas y evaluaciones verticales profesor-alumno, creando redes informales transversales, trabajando en la heurística, la comunicación no verbal, la cultura start-up y la negociación. Entre muchos productos de comunicación y divulgación, CENTRO publica el journal semestral Economía Creativa.