Buscábamos definiciones alrededor de la contaminación auditiva y visual por parte de los niños de primaria del colegio San Benito de Medellín. A la pregunta ¿Qué es la tranquilidad?, Juan José nos respondió: “La silla de la escuela es tranquilidad.” No se me ocurre mejor mensaje para asociar la coyuntura de la paz con una educación básica que contiene adecuadamente a sus niños, en una Colombia que sueña con dejar la violencia de lado para resolver los conflictos sociales y los de intereses.
Terminó hoy en Medellín la fase de experimentación del proyecto SER0: Laboratorio Vivo, el ambicioso e inspirador proyecto de transformación pedagógica de la educación básica de Colombia, dirigido por la Fundación Dividendo por Colombia-United Way. Patricia Díaz y yo -junto al equipo de Outliers School– dirigimos la fase de experimentación de la que saldrá el modelo escalable para aplicar en más colegios de todo Colombia desde 2017. El trabajo resultó en tres meses de planificación y cuatro semanas de trabajo en el colegio San Benito de Medellín, afectando a 180 alumnos de entre 10 y 18 años y un equipo de 18 educadores en una institución educativa de jornada completa. La experiencia fue muy reconfortante y a la vez agotadora. Con momentos felices y otros tristes. Niños y adolescentes muy proactivos -la gran mayoría- y otros ausentes.
En este artículo ya explicamos el inicio del proyecto. Con SER0, rompimos las aulas tradicionales y diseñamos clubes por desafíos transversales, desaparecieron las clases tradicionales y la distribución por edades, promovimos un diseño pedagógico en tiempo real, diseñamos un modelo de autoevaluación por rúbricas y gamificación, el pensamiento de diseño atravesó todas las pedagogías, tomamos la ciudad como un gran aula sacando a los chicos a los espacios públicos y elaboramos un protocolo de seducción a estudiantes con riesgo de deserción. Muchos de esos materiales estarán disponibles una vez finalicemos la experiencia y comencemos toda la edición y postproducción del proceso. Lo más ambicioso a nivel comunicacional será un documental a cargo de la productora colombiana Videobase.
Dicen que los comportamientos son públicos, pero los pensamientos son privados. Hago públicos mis pensamientos sobre lo vivido durante estas cuatro semanas en San Benito. Termino el mes agotado. Me gustaría invitar a perfiles como Ken Robinson u otros teóricos de la educación a trabajar 30 días en una escuela urbana carenciada masiva de Latinoamérica, con familias semi-ausentes y un alto porcentaje de estudiantes de secundaria carentes de empatía con sus educadores. Estamos obligados en mejorar la experiencia de los niños y adolescentes en la escuela y la relación del aprendizaje con el entorno en el que viven. Así creemos que disminuirán las tasas de deserción escolar. Aunque a veces sintamos que innovar en todo el proceso pedagógico devenga en estudiantes “perdidos” y sin comprender el porqué de todo este esfuerzo. Uno de los problemas de la educación es que existen muchos teóricos que analizan la crisis y pocos ejecutores de los cambios. Me sorprende cuando me invitan a congresos de profesores: todos coinciden con el análisis de la crisis y sus causas, pero la colocan fuera de ellos, en el “sistema”, en la gestión ministerial, en el rectorado o en donde sea. Me viene a la mente la frase de Kennedy: “No preguntes lo que la educación puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por la educación”. Yo, en cambio, creo que un ecosistema tan complejo como el de la educación se modifica con pequeñas reglas -innovadoras, de rápida ejecución, baratas y escalables- que debe ejecutar cada pequeño actor del propio sistema. Yo me sentía del lado de los teóricos. Por eso formamos Outliers School a finales de 2012, para pasarnos al lado de los ejecutores de los cambios, sin ceder el componente de análisis.
En la imagen superior, parte del equipo de Outliers School en la implementación de SER0: Laboratorio Vivo. De izquierda a derecha: estoy junto a Margarita María Sánchez (la directora de la I.E San Benito), Patricia Díaz, Jordi Jubany y Cristóbal Cobo). Pero todo este esfuerzo no se trata de lo que nosotros queremos como profesionales. Va de dejar de lado todo el ego profesional y embarrarse en un campo de juego muy enlodado. Decía Drew Gilpin Faust que ”El liderazgo consiste en llevar a la gente del lugar donde está a donde espera llegar.” Muchos docentes en ejercicio no están a la altura del desafío pedagógico del siglo XXI y muchos adolescentes ni siquiera saben hacia donde aspiran llegar. Pero igual estamos aquí para codiseñar juntos ese mapa de futuro.
Me inspiraron dos adolescentes que la última semana me dijeron que les gustaba lo que hacíamos y que sentían que aprendían “más rápido”. Me inspiraron los abrazos y besos de muchos niños y una niña que ante mis abrazos diarios se aferraba a mis pies 5 minutos cada día sin soltarse. Me inspiraron algunos profes que señalaron que como estábamos no podíamos seguir más. Me inspiró una directora de colegio que nunca se deja vencer. Me inspiró una abuela que se puso a llorar cuando le hablé del buen trabajo de su nieto minusválido. Pero también no puedo quitarme de la cabeza a un niño hermoso pero tan enojado con la sociedad que convierte en tóxico todo lo que toca en la escuela. Cada vez que lo quise abrazar para conversar, se me escapaba. No confiaba en mí y fue incapaz de mirar a los ojos o prestar atención a lo que se le dice. O la actitud de un grupo que ante la expresión agresiva de un alumno hacia mi, optaban por reírse. O la nena que ante mi reclamo por su falta de proactividad permanente, decidió dejarme de hablar y hacer nada. La tristeza de no conseguir inspirar y seducir a quienes más quisiera. La ley del menor esfuerzo demasiado presente en niños que a la vez son hiperactivos.
A pesar de todas las dificultades, queremos y tendremos más de SER0: Laboratorio Vivo. No se me ocurre un lugar donde ayudar más al cambio social que en la escuela pública. Ya hemos hecho el mismo esfuerzo a comienzos de año con Circópolis escuelas rurales argentinas, pero con un proyecto mucho más pequeño, 40 niños de primaria y 4 profesores de una escuela rural. El futuro de mi vida profesional será ayudando a mejorarla, a devolver en Latinoamérica parte de todo lo que me ha dado en Argentina y en España. Cambiaremos la #educación básica, contra todo y muchos. Estudiantes que piden “clases normales”. Profesores que piden hacer “lo que hacíamos antes”, carentes de liderazgo en sus grupos de estudiantes y también carentes de capacidad para diseñar redes significativas en sus aulas, muchos incapaces de iterar y tomar decisiones en tiempo real, desconocedores del binomio TIC y educación, pero también incapaces de inyectar en sus alumnos la competencia del emprendedurismo y la innovación que Colombia y especialmente Medellín presumen en todo el mundo. Mi colega y socia Patricia Díaz reflexionaba que el gran lastre del instruccionismo en la educación formal es una sociedad llena de personas esperando qué les digan qué hacer y extremadamente manipulables por los poderes de facto. Gran parte de estos ciudadanos con escaso espíritu crítico son producto de la escuela. Para muchos docentes el objetivo es el mismo que hace 30 años atrás -cuando la revolución digital se estaba gestando y el más inteligente del aula aún era el profesor-: divulgar contenidos teóricos de uno a muchos y aspirar a que los chicos “se porten bien y escuchen”. Ví una escuela pública demasiado parecida a la escuela que yo fui cuando era pequeño, mucho antes del tsunami digital. Y eso me preocupa mucho. Así, los docentes hacen que enseñan en su escritorio y los estudiantes hacen que aprenden en sus sillas. Logramos que las sillas representen tranquilidad y eso tiene mucho mérito. Pero no alcanza para formar ciudadanos de bien en la Colombia que se viene.
Realizó más de 20 viajes de trabajo al año por todo Latinoamérica. Estoy convencido que no mejoraremos nuestras sociedades -ni erradicaremos la violencia urbana y la débil ciudadanía- sino rediseñamos la educación básica. Latinoamérica seguirá en una eterna crisis de desigualdad social hasta que dediquemos TODA la atención y recursos a la educación pública primaria y secundaria. Mayor y mejor captación de talento humano, mejor ratio profesor-alumno, mejores infraestructuras y salarios, mayor contención social y entornos que fomenten la creatividad. Y el rediseño radical de todo el modelo pedagógico: dejar de convertir las escuelas en guarderías y convertirlas en espacios de ciudadanía, diálogo y codiseño de soluciones de innovación social. Escuelas hoteles versus escuelas laboratorios vivos.
Luego de un mes de trabajo dentro del colegio, comparto una breve reseña de fracasos y éxitos personales de la experiencia de la fase de experimentación de SER0: Laboratorio Vivo. Escribo en primera persona porque no quisiera involucrar a mis colegas del equipo en unas ideas que quizás no compartan totalmente.
1. Fracasé en hacer comprender a muchos docentes que un diseño pedagógico en tiempo real no es improvisación. Siempre me ha gustado comparar el rol de un entrenador en el deporte profesional con el rol de un docente. Lo hice en este artículo. La relación entre entrenador y jugador es la relación entre un docente y un alumno. Como un entorno sistémico, el campo de juego es un espacio de aprendizaje colectivo que debe iterar constantemente y adaptarse en función de las interacciones por acción de juego. Los grupos deben estar más y mejor socializados cuando se debe atacar un desafío complejo. En un entorno grupal más favorable, el aprendiz puede trabajar mejor. O sea que la mayor energía se debe poner en la interacción de grupo más que en los contenidos que se divulguen. http://digitalismo.com/futbol-para-phds/
2. Fracasé en seducir a los alumnos más difíciles y menos empáticos con la escuela y comprometerlos a trabajar más y mejor en los clubes que formamos. Pienso en unos cinco estudiantes con quienes -a pesar de haberlo intentado varias veces- no conseguí mas que indiferencia e incluso rechazo. Varias veces escuché que el Laboratorio Vivo les aburría. Creí que por el lado de visibilizar sus talentos podría funcionar, pero también recibí indiferencia y muy escaso protagonismo por ese lado. Al día de hoy, estamos diseñando el plan B que nos ayude a inspirar de manera más eficiente a estos estudiantes menos comprometidos. Y lo asumo como el fracaso personal más importante. ¿Quién nos ayuda a resolverlo?
3. Fracasé en inspirar a varios adolescentes, incluso cometiendo el error de exponer en público comportamientos carentes de compromiso de varios de ellos. Esta estrategia errónea consiguió el efecto contrario: generar rechazo de quienes quería inspirar. Incluso me significó la enemistad de todo un grupo durante un breve momento. Aprendí que cualquier tipo de cuestionamiento debe ser individualizado, sin exponer al estudiante a situaciones incómodas ante el grupo.
4. Fracasé en lograr que el pensamiento de diseño se convierta en metodología propicia para todos y disparadora de verdaderas ideas divergentes y transformadoras para el colegio y para en el entorno del centro de Medellín. No comparto la emoción de algunos de encontrar como solución al embellecimiento del colegio la puesta de unas bonitas macetas dentro de neumáticos pintados. Creo que una sociedad colombiana en pleno auge demanda mayor innovación a nuestros colegios.
Como éxitos grupales podría contabilizar los siguientes:
1. Creer que podíamos acelerar los cambios y hacerlos todos juntos desde el primer día de SER0. La primera semana fue a mi entender un caos creativo enorme, poco entendido por algunos de los profesores que se sintieron muy incómodos por sacarlos de su zona de confort. Para mi todo ese caos significó felicidad pura, agitar un cuerpo totalmente enquilosado.
2. Lograr que estudiantes con diferentes edades pudieran trabajar juntos de manera eficiente y colaborativa. Y que los “pilos” de 10 años se juntaran con los pilos de 17.
3. Acercarme de manera individualizada -con extensas conversaciones informales- a algunos estudiantes que al principio se habían mostrado muy escépticos y/o pasivos a todo el laboratorio. Siento que gran parte de los problemas de los niños y adolescentes en la escuela tiene que ver con demandar mayor atención y no saber cómo hacerlo. Entonces eligen la opción más fácil que es molestar de manera improductiva o desconectarse por completo de proceso pedagógico.
4. Fomentar mayor autonomía de trabajo en muchos de los estudiantes. Este era uno de los objetivos de SER0: Laboratorio Vivo. Los chicos están acostumbrados a que siempre se les diga lo que deben hacer y se los controle en el proceso de producción.
5. Resistir al pedido de volver atrás -a las clases y planificación tradicionales- durante la segunda semana, cuando el caos de todo el proceso favorecía ese retroceso.
Queda mucho por analizar y compartir de SER0: Laboratorio Vivo. Ya vendrán nuevas lecturas y una intensa postproducción de todo lo realizado.