Medios como startups. El tiempo del periodista intraemprendedor

Medios como startups. El tiempo del periodista intraemprendedor

Imagen de cabecera: declaración de principios de los alumnos del Master em Jornalismo 2015. Acabo de finalizar en São Paulo mi sexta temporada en el Master em Jornalismo: Gestão Estratégica de Empresas de Mídia, realizado por el ISE Business School IICS. Para mi es un orgullo especial participar en el postgrado en periodismo más prestigioso de Brasil, con más de dos décadas de historia y el apoyo de profesionales de las grandes corporaciones periodísticas del país. Mi primera participación en el IICS fue de la mano de Anderson Hartmann allí por 2009 para hablar de la Mobile Web 2.0. Siete años atrás -y con la experiencia de un fracaso con la start-up Campus Movil basada en servicios móviles- ya estábamos convencidos que el consumo y la producción mediática se movería de manera radical hacia los dispositivos móviles. Gracias a Carlos Alberto Di Franco, Glaucia Noguera, Pedro Sigaud Sellos, Sérgio Lüdtke y todo el equipo del IICS, desde ese 2009 he viajado por muchos lugares de Brasil brindando talleres de prototipado de productos y servicios periodísticos para empresas como O Globo, Diario de Pernambuco, Diários Associados, AmazonSat y Rede Gazeta, y he trabajado con más de 100 periodistas profesionales en el codiseño de prototipos que permitan innovar y crear nuevos modelos de monetización para sus empresas en base a cuatro consignas: “independência, pedagogia, rigor e credibiliberdade”. Siempre de la mano del irrenunciable lema de George Orwell: “El periodismo es contra cosas que alguien no quiere que cuentes. Lo demás es publicidad.” En estos trabajos de Outliers School hemos evolucionado de la mano de los periodistas participantes. Todos tienen claro que si se suman las plataformas digitales, los lectores de medios están creciendo, aunque de manera muy fragmentada, compitiendo con mayor cantidad de canales de información y abandonando irremediablemente el papel. Pero los históricos medios gráficos ya empiezan a entender que su negocio no es vender papel, sino productos y servicios informativos o plataformas que generen información de manera horizontal.

 
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Comparto cinco conceptos básicos de los servicios y productos que estuvimos trabajando en los procesos de prototipado de octubre pasado en el Master em Jornalismo ISE en São Paulo.

1. Producir narrativas transmediáticas expandidas y probar nuevas y diferentes formas de contar historias, no solo las tradicionales o las que se ponen de moda. En una lógica de consumo fragmentado 24 horas, distribuido y basado en dispositivos móviles, la creación de nuevas narrativas expandidas favorece el consumo de los contenidos, permite darle un circuito de mayor vida a una información y a su vez promueve posibles adyacentes no previstos, incluso de viralización. Esto significa combinar la producción de microformatos multimedia con historias en profundidad, en ambos casos con una participación creativa de los usuarios más allá de los limitados comentarios, likes o retweets. Para extender la argumentación, sugiero entrar en YouTube Creator Academy, así como la lectura de Why Is Google Punishing Media for Old Content?

2. Existe vida inteligente fuera de la redacción. Creación de medialabs internos, hackatons, procesos de design thinking u otros formatos que permitan dos objetivos de altísima relevancia y bajo costo: 1. Crear espacios de conversación y aprendizaje donde surjan nuevas ideas y equipos al interior de la organización. Esto permitiría acelerar las innovaciones en productos y servicios. 2. Promover la captación del talento que ya está participando en la conversación social digital. Un ejemplo: ¿porque los medios tradicionales no ficharon youtubers al inicio de sus carreras cuando YouTube modificó su algoritmo de visibilidad allá por 2012? (leer YouTube Algorithm Change: ‘Time Watched’ Key to Higher Video Search Rankings). Si las empresas de medios hubiesen tenido un medialab quizás hubiesen estado más atentos a ese cambio de paradigma que propuso YouTube.

Surgieron muchas preguntas alrededor de esta idea de la vida inteligente fuera de la redacción. ¿Es necesario siempre crear contenidos desde cero? ¿Puede un medio tradicional con recursos financieros excedentes convertirse en una especie de curador y capitalista de riesgo para creadores y start-ups innovadoras? ¿Algún medio intentó seducir a los geniales Porta dos Fundos cuando recién comenzaban su camino a la masividad? Más preguntas: ¿Pagarías 3,64 euros al mes para respaldar a tu periodista favorito? ¿Microfinanciarías proyectos periodísticos que pretendan cambiar el mundo? ¿Y si haciéndolo tuvieses acceso, no solamente a los artículos exclusivos de esos periodistas, sino a todos los contenidos que añadan el resto de comunicadores inscritos en esa comunidad? Pues eso es Beacon: una opción para informarse en la que los periodistas vuelcan sus contenidos en exclusiva para los lectores dispuestos a pagar por leerles.

3. Pensar y producir prototipos de realidad aumentada y realidad virtual. Hacerlo YA, antes de que muchos estén produciendo y consumiendo y los medios tradicionales se sumen tarde y mal, como ya ha sucedido con su adaptación a las redes sociales cuando ya eran statu quo. Comenzar a crear ideas bajo conceptos como periodismo inversivo (ver Project Siria o The Party), y promover proyectos de comunicación 360° para dispositivos como Google Cardboard, Samsung Gear u Oculus Rift en plataformas como Within. Hace justamente un año, New York Times enviaba Google Cardboards gratuitas a un millón de sus suscriptores. ¿También llegaremos tarde a las realidades aumentada y virtual? El MIT Media Lab ya está trabajando en lo que llaman tecnología afectiva, que permite captar emociones humanos a partir del eye tracking o escaneo de de los ojos. El futuro de la tecnología reside en gran parte en descubrir nuevas interacciones. En las próximas décadas se expandirán las formas de interacción bajo tres ejes por los cuales tu cuerpo será tu contraseña biométrica: 1. Con más sentidos humanos; 2. Más íntimos; 3. Más inmersivos.

Recomiendo The Battle for Northern Syria – 360° Virtual Reality Report. Comparto la TEDx de Nonny de la Peña sobre realidad virtual y periodismo, así como la conferencia de Chris Milk sobre cómo la realidad virtual contribuye a generar empatía.

4. Diseñar servicios hiperlocales que mejoren la vida de los ciudadanos, explotando mejor el excedente cognitivo de los usuarios de medios. Vivimos On-Life. Si se ataca y resuelve un problema específico de información de los usuarios-lectores-consumidores-ciudadanos, esto podrá generar valor en la conversación social y entonces es factible de ser atractivo y en consecuencia generar un valor diferencial monetizable. En la geekonomía, diseñamos las redes que queremos formar parte y las hacemos atractivas para aportar valor en la red. Los medios deberían aprovechar la adjunción preferencial que los beneficia en la economía de la atención. Insistimos en que una empresa periodística no sólo debe producir contenidos desde cero, sino que también debe hacer crecer su capital social, con buenos enlaces, visibilidad comunitaria y autopromoción de sus usuarios. No solo producir, sino sindicar. Lo contrario de lo que se vino haciendo hasta ahora, donde cada medio era un jardín cerrado que no enlazaba a fuentes externas de la comunidad. Fomentar sus lazos sociales fuertes (los lectores suscriptores) y los lazos sociales débiles (los lectores ocasionales y la comunidad de la que forma parte). Sugiero la lectura de Future of News, un informe de la BBC.

5. Entrar en las esferas personales (me-spheres) de los usuarios. Cartografiar el contexto, como hace Waze. El Groundswell se ha consolidado y esto permite crear comunidades virtuales temporales (por evento o hecho social) o ayudar al crecimiento de las redes ad-hoc ya creadas. Bienvenidos a la economía de la reputación. Imagina un mundo donde los bancos toman más en cuenta tu reputación en línea que tu historial bancario y tus ingresos para determinar tu capacidad de crédito. O una economía donde tu status en AIRBNB te permita ir por el mundo alquilando casas a bajo coste. O donde tus aportaciones de crowdfunding te permitan conseguir un buen empleo en una ONG. O montar un curso on-line sin más certificación que tu propia reputación on-line. Alguna vez le escuché decir a Luiz Claudio Latge, directivo de TV Globo en Brasil: “a los jefes de la cadena no les gustaba nada que los brasileños comentasen sus telenovelas en directo en las redes sociales. Querían impedir que las redes sociales hablan de nuestra novelas.” Sugiero la lectura de la ya clásica guía de conducta en redes sociales de The Washington Post, publicada en 2009. “Cuando intervienen en ellas siempre son periodistas del diario y les recomienda, antes de publicar un mensaje, preguntarse si su contenido suscitará las dudas del lector sobre su capacidad para hacer el trabajo de manera objetiva y profesional.”

 

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