Abundancia. El optimismo hacia las innovaciones exponenciales

“Imagina un mundo de 9.000 millones de personas con agua limpia, comida nutritiva, alojamiento asequible, educación personalizada, cuidados médicos de primer nivel y energía no contaminante y ubicua. Construir ese mundo mejor es el desafío de la humanidad. (…) En el mundo hiperconectado actual, solucionar problemas en cualquier parte significa solucionarlos en todas partes.” (Diamandis y Kotler, 2013)

 
La masificación de la contracultura digital recrea la abundancia, en forma principalmente de ahorro de tiempo, oportunidades y apertura de nuevos mercados, sistemas abiertos, interacción ente personas y entre dispositivos. Sin embargo la mayoría de las empresas siguen jugando en la economía de la escasez y pensando en forma cerrada. Estos sistemas no son buenos para acelerar los procesos de innovación y adaptarse a los constantes cambios del status quo industrial. Fomentando la escasez no se llega a la abundancia. Y la abundancia parece ser el futuro del capitalismo en la sociedad red. Quienes juegan el juego de la escasez, juegan el juego de la innovación y es solo un juego. Sobre esto ya escribí en Desintermediación: el motor de la innovación en la cultura digital y en Decálogo para dejar de “jugar a innovar” en tu organización AHORA. Pero las innovaciones exponenciales no son solo bandera de la contracultura digital, sino que afectan muchos otros entornos industriales.

En Abundancia. El futuro es mejor de lo que piensas (2013) Peter Diamandis y Steven Kotler teorizan sobre el concepto de Abundancia. La idea central del libro es que la innovación tecnológica, muchas veces disruptiva y exponencial- nos lleva a un período de abundancia en el planeta. Sin embargo, nuestro instinto de supervivencia hace que la sensación de escasez siga dominando nuestro cerebro. Las carencias o las pérdidas son un valor más enfático en nuestra vidas que los logros. Ver la página en TED del concepto de Abundancia.

Más allá de los valiosos cuestionamientos de la sostenibilidad industrial, slow life o el más radical decrecimiento feliz, aprecio de este trabajo su optimismo bien argumentado hacia el futuro. Si se observan en perspectiva de 100 años, los datos son sintomáticos de esa evolución de la escasez hacia la abundancia. No sólo se menciona el dato optimista más significativo: la esperanza de vida en todo el mundo. También se analiza el acceso a Internet como biblioteca universal, la conectividad a bajo coste, el intercambio global y eficiente de productos y servicios, la gestión eficiente en las ciudades, entre otras variables significativas hacia la abundancia que se irán mencionando en este breve texto. “En 1900 había un sólo país con una tasa de mortalidad infantil por debajo del 10% (…) Según la ONU la pobreza se ha reducido más en los últimos 50 años que en los 500 anteriores.”
 
imagenabundancia
 

Tecnología digital + reducción de costes de producción y distribución de bits + conectividad + cooperación en red + especialización + larga cola + usabilidad en procesos = emergencia y complejidad + progreso + educación sin aulas y en red + knowmads + comunidades digitales temporales + consumo colaborativo (haz una cosa y usa muchas) + transparencia radical + ciencia abierta + producción simplificada y consumo diversificado. En ese paisaje optimista, existe una crítica enfática al rol asistencialista de los países del Primer Mundo en relación al Tercer Mundo. “Abastecer las necesidades fisiológicas básicas en los países en desarrollo también mejora la calidad de vida de los países desarrollados.”

Desde su trabajo en Singularity University, Peter Diamandis trabaja en la singularidad, la innovación disruptiva y los posibles adyacentes que pueden derivar hacia una mejora integral de la calidad de vida en nuestro planeta. En ese sentido, es valioso mencionar el trabajo de xPrize, así como las investigaciones del Santa Fé Institute y del Institute for the Future.

El argumento de Abundancia es que si se fomenta la innovación desde los bordes de los ecosistemas industriales y hacia modelos híbridos y radicales de creación, nos espera un mundo de bienes y servicios baratos (incluso de mejores ciudadanías) siquiera soñados hasta nuestros días. Según Ridley, “La verdadera medida del valor de una cosa son las horas que cuesta adquirirla.” Un aspecto vital en ese proceso de abundancia son las tecnologías exponenciales. Por la Ley de Moore, el procesamiento computacional tiende a valer cero. Pero no solo se analiza esto. “Combustibles de bajo coste, vacunas de alto rendimiento y agricultura ultraproductiva son solo tres de las razones por las que el crecimiento exponencial de la biotecnología es fundamental para crear un mundo de abundancia.” Otra innovación vital es la automatización, llevando electrodomésticos y dispositivos digitales al hogar de cada ciudadano. Esto significa un gran ahorro de tiempo en las tareas rutinarias. Por último Peter Diamandis y Steven Kotler mencionan campos emergentes como la nanotecnología, los nanomateriales, la biotecnología, el internet de las cosas, el big data o el concepto de desmaterialización de origen digital. Se podría hacer un capítulo especial sobre las ciudades inteligentes. El principio de una smart city es hacer ahorrar tiempo al ciudadano en la gestión de la cosa pública y en la movilidad. Y el éxito de estas políticas redunda en mejor calidad de vida y más tiempo para que el ciudadano elija que hacer. Recomiendo leer Citizenville. How to take the town square digital and reinvent government (2013), de Gavin Newson.

Para Diamandis y Kotler, “las grandes materias primas actuales no son objetos físicos, sino que son ideas. Los economistas utilizan los términos “bienes rivales” y “bienes no rivales” para explicar la diferencia.” Un agricultor o ganadero solo puede trabajar en un campo o grupo de vacunos a la vez. Un software puede hacerlo en muchas computadoras. Este ejemplo es uno de los principios de la abundancia. Otro ejemplo es la Curva de Tecnologías Emergentes de Gartner.

 

“Cuando una idea realmente supone un avance, es porque hasta el día antes de ser descubierta debe haber sido considerada loca, tonta o ambas cosas, de otro modo no sería un avance.” (Diamandis y Kotler, 2013)

 

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